Cómo identificar el lugar perfecto para ubicar los objetos que te gustan con Feng Shui
Era una tarde soleada en San Sebastián.
Estaba preparando el material que iba a utilizar para un nuevo curso de Feng Shui.
Y no sé si sería el solecito que ya empezaba a echar de menos, o la tranquilidad que me inspiraba la luz del atardecer, que me perdí en mis pensamientos.
Empecé a reflexionar sobre el hecho de que cada grupo al que me dirijo en mis cursos es muy diferente.
Sus circunstancias, el motivo por el que se interesan en mis cursos de Feng Shui, sus objetivos, su comprensión del Feng Shui…
Este curso empezaba de cero: se trataba de un curso básico de Feng Shui.
Uno de los aspectos que suelo tratar para este nivel es algo que la mayoría de las personas no tienen en cuenta para nada a lo largo de su vida.
La ubicación de los objetos en su entorno.
¿Cómo sueles identificar el lugar perfecto para tus objetos?
Eres de las personas que lo hace de manera automática: esto aquí y punto.
No le da más vueltas al asunto.
Al fin y al cabo, ¡es un objeto sin importancia!
O ¿eres de las personas que colocar un objeto que te gusta en el lugar adecuado es como una pequeña danza?
¿Dónde coloco estas flores?
¿Este cuadro?
¿Esta silla?
Y te paseas por aquí, por allá, probando de una manera, de otra, más arriba, más abajo, derecha, izquierda…
Hasta que encuentras el lugar que sin saber exactamente por qué parece ser el adecuado.
Sí, aquí.
Este es el lugar perfecto.
En cierta manera es como si aquella pequeña danza te hubiese llevado instintivamente a ubicar la última pieza del puzle.
Has encontrado el lugar donde tu objeto encaja a la perfección.
Y no sabes por qué.
Hay algo que te dice que ese es su lugar en tu espacio cotidiano.
¿Por qué?
¿Por qué esa pieza encaja allí, en aquel punto concreto y no en otro?
¿Qué es lo que hace que ese punto en el espacio sea diferente?
¿Qué hace que un objeto encaje en un espacio y no en otro?
Son muchos los factores que entran en juego.
Puede ser que la luz que recibe del exterior ese objeto en ese punto del espacio concreto sea más intensa y lo realce.
O puede ser que sea una luz tenue que cree unos reflejos mágicos en ese objeto.
O que ese lugar te da sensación de recogimiento, ideal para colocar el sillón y pasar horas leyendo.
En cambio, ese otro lugar estaba pidiendo a gritos algo de color y se lo has dado incorporando ese nuevo objeto.
Cada lugar pide lo que necesita.
Solo tienes que observar.
Cada espacio es único.
Cada espacio se comunica contigo y te indica qué es lo que le gusta y qué es lo que no.
Solo tienes que mirar, sentir y tu instinto te guiará.
Pero además de lo que el espacio necesita, la luz o el objeto en sí, intervienen también muchos otros factores.
Factores emocionales como tu gusto personal en ese momento, cómo te sientes y cómo esa combinación te hace sentir.
Todo influye.
Si ese objeto es un regalo de una persona especial, el espacio se impregna de su presencia.
Y eso, puede ser muy poderoso.
Además, hay otro factor importante: el tiempo.
¿Cuántas veces te habrá pasado que lo que te gustaba ayer ha perdido el sentido hoy?
Todo depende de tu evolución.
Tu espacio evoluciona contigo.
Y al revés: al hacer cambios y evolucionar tu espacio, te influye y te sientes bien.
Fascinante, ¿verdad?
Pues, precisamente todo esto es parte de lo que aprenderás en el curso básico de Feng Shui.
Todos estos factores que te parecen insignificantes a primera vista, pueden tener un efecto muy importante en tu vida.
La colocación de los objetos que te rodean en tus espacios cotidianos puede influir en tu estado emocional y en el flujo correcto o incorrecto de energías.
¿Quieres saber más?
¡Estaré encantada de charlar contigo sobre este fascinante tema!
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